Mes: Septiembre 2016

UNA BUENA PREGUNTA

A veces, una pregunta hecha en un momento oportuno nos hace pensar en el rumbo de nuestra vida. La pregunta nos pone cara a cara ante la realidad y luego la respuesta nos prepara para hacer cambios para la gloria de Dios. Elías el profeta tuvo una experiencia de esta índole y siguió en su servicio a Dios.   “¿Qué haces aquí, Elías?” 1 Reyes 19:9, 13.   El profeta Elías ocupa un lugar de privilegio en la Biblia. Hay referencias a él en los dos Testamentos. Nada sabemos de sus años de infancia o adolescencia. Aparece en la Biblia en 1 Reyes 17:1 entregando una noticia alarmante al rey Acab: “no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.” Más de dos años iban a transcurrir durante los cuales el país sufrió las consecuencias de una sequía prolongada. Elías tuvo interesantes experiencias durante este período. Después de entregar el mensaje a Acab, Jehová le dijo que se retirara a un escondite cerca del arroyo Querit, al oriente del río Jordán. Fue maravillosamente alimentado por los cuervos mandados por Jehová que “le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo” v.6. Cuando se secó el arroyo, Dios le mandó a la ciudad de Sarepta donde una mujer viuda le mantuvo a pesar de tener escasos recursos....

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Los cuidados del Pastor

El salmo 23 es quizás el más conocido de todos. Es fuente de mucha consolación. Lea como hoy día suministra paz y contentamiento a nuestra alma. “Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano”. Salmo 95:7. David escribió palabras que en algún momento todo creyente ha repetido, “Jehová es mi pastor; nada me faltará” Salmo 23:1. De lo que pueda necesitar la oveja para sentirse segura, nada le faltará. David menciona la abundante provisión que el Buen Pastor provee para los suyos. Tiene lugares escogidos donde la oveja puede descansar, “en lugares de delicados pastos me hará descansar” v.2a. También el Pastor se preocupa del refrigerio de su oveja; “junto a aguas de reposo me pastoreará” v.2b. Asimismo, restaura las fuerzas agotadas, “confortará mi alma” v.3ª. Los caminos por los cuales será guiada son caminos de rectitud, “me guiará por sendas de justicia” v.3b. El Pastor lo hace “por amor de su nombre,” v.3c, o sea, por el compromiso que tiene con los suyos en base de su amor por cada uno. Este mundo, lleno de sobresaltos, es descrito como un “valle de sombra de muerte” pero hay motivo para no temer, “porque tú estarás conmigo” v.4. No solamente no debemos tener temor, sino por el contrario, debemos tener confianza, “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Jacob, el antepasado...

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María entendió como creer

“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Hechos 16:31. Entre los recuerdos más de mi niñez, me acuerdo de haber pensado en la eternidad. Sabía muy poco del tema y tenía ganas de aprender más. Cuando tenía cinco años de edad sabía que era necesario creer en el Señor Jesús para que mis pecados fuesen perdonados y así pudiera ir al cielo. Pero no sabía cómo creer. Pensaba que era algo inusual que una persona tenía que hacer. No pregunté a nadie ni dejaba que otro supiera de mis incógnitas. Un día cuando tenía siete años, mi padre dijo, “el momento de llegar a ser un cristiano no es algo que es observado con los ojos. Es una transacción entre el corazón de Dios y el corazón tuyo cuando tú crees”. Me parecía simple y aquella noche en cama, pensaba, “yo podría convertirme en cristiana ahora…” Mientras reflexionaba en eso, ideas negativas entraban en mi mente; “eres muy joven”, y “tienes harto tiempo todavía antes de hacerlo”. Me dije, “claro que sí” y me quedé con eso. Cuando escuchaba pasajes de la Biblia, me sentía incómoda. Para evitar este sentimiento, me imaginaba estar en otra parte pasándolo bien y no ponía oído a lo que decían de las Escrituras. Continuaba así hasta los trece años de edad. Mi hermana mayor iba a una reunión...

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Tengo mi afecto en la casa de mi Dios

David amaba a Dios y la Casa de Dios. Mire lo que hizo antes de entregar el reino. “Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios” 1 Crónicas 29:3   David anuncia al pueblo solemnemente que Salomón su hijo le sucederá en el reino. Menciona las cuantiosas riquezas que preparó para la construcción del templo. Se describe “oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia” (vv 2). No obstante, después de enumerar los materiales preciosos que ha guardado para tan magna tarea, señala que además, hará otra ofrenda, de su tesoro particular, es decir, de sus ahorros: “tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas” (vv 3). Y todo esto es porque tiene su afecto o aprecio en la casa de Dios. El mensaje es claro para nosotros. Debemos ofrendar según hayamos prosperado, pero...

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Jesús les abrió el entendimiento

¡Qué maravilloso ser enseñados por el mismo Señor Jesucristo! Unos discípulos experimentaron esto intensamente durante una caminata. “Les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras.” Lucas 24:45   En el mismo día en que Jesús resucitó, Él se presentó vivo ante sus “espantados y atemorizados” discípulos. A pesar de los cuatro testimonios a que Él había salido de la tumba, “pensaban que veían espíritu” Lucas 24:37. Las mujeres volvieron de la tumba con la noticia que Jesús había resucitado. Pedro y Juan la confirmaron cuando entraron en la tumba y volvieron. María Magdalena había conversado con Jesús y recién la pareja de Emaús se volvió de su casa diciendo que tuvieron a Jesús en la mesa con ellos. ¡Pero los discípulos no se convencieron! Jesús mismo les preguntó: “¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?” v.38. Jesús les presentó evidencia incontrovertible, “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies” vv.39-40.   Habiendo dado clara evidencia que realmente había resucitado, Jesús comenzó a enseñarles de diferentes partes del Antiguo Testamento acerca de si mismo. Dijo que “era necesario que se cumpliese todo lo que está ESCRITO DE MÍ, 1) en la ley de Moisés, 2) en los...

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