Mes: Agosto 2014

A un año de la partida de don David Jones

“Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” —  Apocalipsis 14:13 Estimados lectores: Hoy recordamos la partida de un hombre de Dios. Hace un año pasó a la presencia del Señor nuestro amado hermano don David Jones. Sirvió al Señor y desde San Felipe a todas las asambleas de Chile y también del extranjero. Su labor desde el púlpito, desde su programa radial y los últimos años además a través de internet tenían su contraparte en el trabajo personal y pastoral. Siempre con energía y una sonrisa en su rostro, no vaciló nunca en presentar la verdad bíblica en todo lugar y frente a toda circunstancia. Compasivo y cariñoso, solía hacerse amigo de niños y jóvenes a quienes encantaba con su alegría y chispa. Siempre alegre, toda historia le parecía “muy interesante”, aunque para otros fuera una situación común. Hombre de oración, desde sus inicios en la evangelización en Canadá y luego en Chile, demostró lo que significaba ser un siervo del Señor con un compromiso de por vida. Un sanfelipeño una vez le dijo a su médico: “¿Quiere conocer un cristiano de verdad? Ahí tiene a David Jones”. Una vez cuando éramos niños, en días de conferencias, corriendo por el local evangélico de la calle Tres Oriente en Talca con otros niños, me dijeron...

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La cruz de nuestro Señor Jesucristo (VIII): el lugar desde donde su sangre derramada nos bendice

Desde las palabras de Juan el Bautista indicando a Jesús como el “Cordero de Dios” (Juan 1:29), se nos muestra en el principio del Nuevo Testamento que la muerte de Jesús será sacrificial, cruenta y con derramamiento de sangre. El sacrificio de Cristo está implícito en la figura del Cordero y no hay otro significado posible. Se nos habla de “un cordero como inmolado” (Apocalipsis 5:6). Poco más adelante en el evangelio de Juan, Jesús le dice a Nicodemo que el Hijo ha sido dado y quien cree en él no ha de perecer (Juan 3:16). ¿En qué sentido la muerte del Señor Jesucristo salva al creyente de perecer? Ya lo ha dicho antes en el primer capítulo: Jesús como el Cordero de Dios carga (lleva y quita) el pecado del mundo y salva al creyente de perecer puesto que él lo ha tomado sobre sí mismo y ha muerto derramando su sangre. Repentinamente nos encontramos frente a todo el valor y el poder de la sangre derramada de Jesucristo: La salvación es por la sangre derramada del Cordero (Juan 1:29, 3:16), el lavamiento del pecado es por la sangre derramada del Cordero (Apocalipsis 1:5), el “emblanquecimiento” es por la sangre derramada del Cordero (Apocalipsis 7:14), la redención es por la sangre derramada del Cordero (Apocalipsis 5:9), la justificación y la propiciación es por la sangre derramada del Cordero...

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La cruz de nuestro Señor Jesucristo (VII): el lugar de la reconciliación (b)

El pecador está en una dualidad frente a Dios: es objeto de su ira a causa de su pecado, y el mismo tiempo de su amor porque Dios es amor y anhela salvarle.   “Fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” Romanos 5:10 El cambio que ocurre en la reconciliación no es que Dios el Padre comience a amarnos, sino que somos ahora aceptables a él pues el pecado al cual él está eternamente en oposición es quitado en Cristo. En palabras de la Biblia, dejamos de ser “hijos de ira” (Efesios 2:3) y venimos a ser “hijos de Dios” (Juan 1:12). El pecador que ha sido al mismo tiempo objeto de ira y objeto de amor ahora disfruta de la bendición de no estar ya bajo la ira. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” (Romanos 5:8-11). La reconciliación implica el fin de un estado de enemistad con Dios. El pecador que vive su vida “normal” no está en una condición neutra. Es enemigo de Dios y además un...

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PETICIÓN PREMATURA PRODUCE PROBLEMAS

¿Ha sido impaciente en su vida y por ende, ha actuado con premura en vez de esperar? Lea de lo que pasó con el pueblo de Israel cuando querían tener rey. “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre” Salmo 118:8 La llegada de Saúl como primer rey de Israel no estuvo en los planes originales de Dios. El problema originó cuando los líderes del pueblo se ilusionaron con tener un rey “como tienen todas las naciones” 1 Samuel 8:5. No fue malo querer tener un buen gobernante, pero el error estaba en que querían ser como las naciones de alrededor, un anhelo equivocado. Imitar los sistemas terrenales siempre trae problemas a los que sirven a Dios. Deben guiarse por someterse a lo que Dios estime conveniente, y no por los anhelos personales nuestros. Incluido en su deseo de tener un rey fue que él “saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras” v.20. En años anteriores, Israel ganaba sus guerras cuando salían a pelear de acuerdo a la voluntad de Dios y por consiguiente, contaba con Su presencia y poder. Ahora quieren depender de un hombre y no de Dios. Los que se rebelan contra la voluntad de Dios demuestran que creen en su propia sabiduría para manejar su vida. Samuel vivía en Ramá y viajaba a tres ciudades de Israel para juzgar entre el pueblo...

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Jesús fue librado de la muerte

“Me mostrarás la senda de la vida” Salmo 16:11 Existe en algunos creyentes una concepción errada con relación al pasaje que dice: “Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos 5:7). En este pasaje, así como en muchos otros del  antiguo testamento, se nos expresa claramente la petición, el deseo del corazón de Hijo de Dios de ser librado de la muerte. Algunos, superficialmente, piensan que dado que el Señor Jesús sí murió entonces él no fue librado de la muerte y entonces esta petición hecha “con ruegos y súplicas” fue contestada negativamente, fue rechazada. La muerte del Jesús era necesaria para nuestra salvación (Juan 3:14). Su muerte estaba señalada, estaba en el plan eterno y perfecto de Dios (Apocalipsis 13:8), no fue un accidente. Jesús mismo la anunció a los suyos (Mateo 17:23, 20:19, Marcos 10:34, Lucas 18:33, Juan 12:34) y desde siempre fue parte de la voluntad de Dios que él conocía. Entonces, ¿cómo se entiende que él fuera librado de la muerte? Es que el pasaje se refiere a ser librado de la muerte, no a ser librado de morir. Miremos algunos pasajes: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción” (Salmo 16:10). Esta...

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