Mes: Agosto 2014

Fruto para Dios (I)

Los actos bondadosos efectuados en la vida de los cristianos son llamados frutos para Dios. Usando la figura de una vida y los pámpanos que produce, Jesús enseñó el secreto de llevar fruto para Dios, es decir, estar conectado a la Vida. “Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras: y fue sepultado y resucitó al tercer día conforme a las escrituras” 1 Corintios 15:3, 4 El texto de cabecera presenta el evangelio en pocas palabras. Son tres declaraciones de hechos consumados; Cristo murió, Cristo fue sepultado, y Cristo resucitó. La expresión “La muerte de Cristo” abarca estos tres hechos. Es una cadena de tres eslabones; es una cadena irrompible. Después de muerto, Cristo fue sepultado, y después de sepultado, ¡resucitó! La resurrección de Cristo fue el hecho más discutido en los primeros años de la cristiandad. La predicación de la resurrección de Cristo provocó mucha polémica en los días de los apóstoles. Cuando predicaban, relatando los detalles de la muerte y sepultura de Jesús, el auditorio escuchaba con interés, sin inmutarse, pero cuando la resurrección era mencionada, hubo cambios de actitud y a veces la congregación se tornaba violenta y abusiva con los apóstoles. La predicación de la resurrección era una verdad que molestaba a los líderes religiosos. Ellos querían desbaratar la profecía hecha por el Señor Jesús que él volvería a vivir dentro de tres días....

Read More

La belleza de un creyente anciano (II)

“Honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová” Levítico 19:32 Los ancianos y ancianas –hablamos de hermanos entrados en años– deben ser respetados en la iglesia. Su presencia enriquece y su testimonio estimula. Hay ancianos notables en la Biblia. Ahí está el caso de Simeón, “hombre justo y piadoso” (Lucas 2:25), de Ana, que “no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones” (Lucas 2:37), Juan apóstol que “estaba en el Espíritu en el día del Señor” (Apocalipsis 1:10). En el antiguo testamento hay también personajes que cuando llegaron a la vejez aun pudieron ser de bendición. Jacob, muy anciano, confiesa en su lecho de muerte: “Tu salvación esperé, oh Jehová” (Salmo 49:18). Otro ejemplo a considerar es Barzilai, que nos deja un gran ejemplo de sabiduría, legado y ayuda a jóvenes que vienen después de él. Su historia está en 2do Samuel 19. El anciano Barzilai había sido fiel al rey David en la prueba y este le quiere devolver su favor. Le invita a Jerusalén a su palacio y le ofrece habitación y sustento (2do Samuel 19:31-40), pero Barzilai reconoce que está anciano y poco tiene para disfrutar de la realeza. No obstante –y aquí esta el punto– Barzilai concede a un siervo suyo llamado Quimam, a quien tiene presente y de quien no sabemos más,...

Read More

La belleza de un creyente anciano (I)

“No me deseches en el tiempo de la vejez” Salmo 71:9 Quienes llevamos algunos años asistiendo a una congregación tenemos en nuestra memoria el recuerdo y la imagen de muchos hermanos y hermanas. Algunos de ellos fueron predicadores o maestros y maestras de escuela dominical, otros no. Algunos ya no están pues han partido a la presencia del Señor y otros aún asisten, pese a sus enfermedades y edad. Son hermanos y hermanas que cuando hablan lo hacen de lo que saben y no de lo que leyeron. Tal vez leyeron hace años, pero ahora esas lecciones aprendidas son sólidas y ya forman parte de su propia experiencia. Su sabiduría se ha incrementado y el discernimiento espiritual no les ha abandonado, aunque la memoria y agilidad mental tal vez no es la misma de antes. Dice el texto del salmista: “El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.   Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia”   — Salmo 92:12-15   Ellos han florecido con robustez, como árboles plantados en comunión con su Dios. Siempre tendrán algo que entregar y ofrecer a la congregación, su energía espiritual no decae. Una palabra aquí, una exhortación allá. Fructíferos,...

Read More

La cruz de nuestro Señor Jesucristo (IX): el lugar donde el Dios Trino reconcilia al pecador consigo mismo

La necesidad de expiación implica que Dios debía hacer algo costoso para reconciliar al hombre consigo mismo. “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23 Este no es un texto aislado sino el clímax de una presentación de hechos demoledoramente reales, para la cual Pablo extrae experiencias del mundo que le rodea y la evidencia bíblica del AT para mostrar que el hombre no tiene esperanza de salvación en sí mismo. Las palabras “están destituidos” son más bien “han quedado cortos” o “no alcanzan los requerimientos” de la gloria de Dios, y representan el hombre no puede salvarse a sí mismo y que, dejado a sí mismo, sólo perece. La necesidad de una expiación es, entonces, la condición perdida del hombre en su absoluta incapacidad de salvarse a sí mismo, y por otro lado el anhelo del amor de Dios de salvarle, lo cual es imposible dada su santidad esencial que le impide tolerar o disimular el pecado. Dios escoge, diseña, plantea, esboza y perfila un método particular para reconciliar al hombre, a saber, la muerte sacrificial del Señor Jesucristo. Ningún otro sino Dios podía expiar el pecado. En uno de los pasajes más sublimes del Antiguo Testamento, Moisés prácticamente se ofrece a sí mismo como un sacrificio sustituto por el pecado de Israel pero Dios le rechaza diciendo: “Al que pecare contra mí,...

Read More

El nombre sobre todo nombre

¿De qué manera se refiere Usted al Señor Jesucristo cuando habla de Él? ¿Solamente usando el nombre Jesús? Considere la forma correcta mencionada en la meditación de hoy. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre” Filipenses 2:9 ¿Cómo se dirige Ud. a Dios en sus oraciones? En algunas reuniones de la iglesia local, los nuevos convertidos a veces se confunden en sus oraciones públicas y agradecen al Padre por haber muerto en la cruz... Con el tiempo entienden que fue Jesús quien dio su vida en la cruz y sus oraciones cambian. Otros repiten muchas veces en la oración: “Señor te pedimos esto”, o “Señor esto otro”, “Señor… Señor…” y terminan la oración “en el nombre del Señor Jesucristo” ¿A quién estaban orando? ¿En nombre de quién presentan la oración? Debemos ser cuidadosos. En algunas partes los orantes usan solamente el nombre Jesús sin aplicarle el nombre preferente que es el Señor Jesucristo. El nombre humano que el Hijo de Dios adquirió al entrar en el mundo fue Jesús, como le nombraron José y María según la instrucción del ángel. Era nombre común y el equivalente en el Antiguo Testamento era el nombre Josué. Jesús significa Jehová Salvador. ¿Cómo debemos referirnos al Él? El nombre Jesús es su nombre humano. Cuando es usado solo en las epístolas, se enfatiza su humanidad....

Read More