“Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.” Salmo 103:2

 

Con la amplia difusión de Internet, el número de personas que usan email y blogs  es impresionante. También abundan lugares para que los “opinólogos” de turno ventilen sus pensamientos. No han faltado los cristianos que han usado este medio para expresar sus sinceros deseos de que Dios bendiga a los santos y a los pecadores. Mateo Sly tiene un sitio en el web que permite cualquier interesado puede poner un mensaje para ser recibido en 30 años más. Según supimos, un hombre llamado Adán va a recibir un email en 2015 que pregunta, “¿Sigues escribiendo? (a manuscrita seguramente) ¿Puedes dibujar con lápiz?” El Sr. Sly quiere que la gente piense en el futuro para incluir referencias a sus metas, sueños, esperanzas y temores. Una persona que ha visitado el sitio dice que los mensajes son interesantes y tienen que ver con el diario vivir. Pero parece que el gran ausente entre todos los anhelos es una preocupación espiritual. Hemos recomendado a los hermanos que tomen en serio la exhortación del Salmo 103:2, “Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios.” La recomendación específica es tomar tiempo cada día del presente año para reconocer un beneficio de parte de Dios y darle gracias. En una especie de agenda se puede anotar el beneficio y cuando termine el año, si el Señor no ha venida, será un testimonio de cuán misericordioso y generoso es nuestro Dios. El autor inglés F. W. Boreham escribió un artículo intitulado, “Favor Cerrar la Puerta”. Se basó en lo que había visto en el campo de Nueva Zelanda donde los dueños de grandes extensiones de terreno tenían letreros en las afueras de sus estancias pidiendo a cualquier, “favor cerrar la puerta”. Era para evitar que se fueran los animales valiosos del dueño o que entrara algo o alguien indeseado. Boreham sugirió la conveniencia de cerrar puertas en nuestra vida para lo mismo. Israel recibió una promesa reconfortante: “la gloria de Jehová será tu retaguardia.” Isaías 58:8. Hay recuerdos dolorosos del pasado cuya entrada a nuestra mente podrían causar angustia. Dios ya los ha perdonando y necesitamos que la puerta quede cerrada. Hay otra puerta que queremos dejar abierta y Pablo escribió de ella a los Colosenses: “orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo” Colosenses 4:3. Dios no dé sabiduría para saber cuáles deben ser las puertas que debemos cerrar y las otras de servicio que queremos que se abran.

 

Lectura Diaria:
Génesis 7:11-8:19 [leer]
/Job 9:1-10:22 [leer]
/Mateo 5:21-28 [leer]