La mayor excelencia de la ofrenda de Abel (III)

“Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” 1 Corintios 1:30 Tan pronto Caín se da cuenta de que Dios no recibe su ofrenda toma una actitud hostil y altanera. Es que no se puede presentar cualquier cosa a Dios y luego esperar que Él la reciba obligadamente. ¡Cuántos hay en el día de hoy así! Llamándose cristianos, esperan que Dios tiene que agradarse de cualquier cosa que hagan a su manera y que por eso merecen algo de su parte. ¿Es obligación de Dios aceptar cualquier cosa  a la manera del hombre, o es el hombre quien tiene que acogerse y cumplir con las demandas de Dios? Caín toma la actitud equivocada y en vez de considerar lo que Dios le quiere decir y rectificar su actitud incuba resentimiento y animadversión hacia quien representa lo que él detesta, su hermano. Caín no puede resistir la justicia de Abel, no quiere humillarse como Abel lo hizo que le llevó a reconocer su indignidad personal y a presentar un sustituto por su pecado pues por sí mismo está descalificado delante de Dios. Caín mantiene su opinión de que no necesita que otro se presente por él. Él es lo suficientemente bueno e importante para eso. Dios le habla con ternura y sin forzar su voluntad: “¿Si bien hicieres, no serás enaltecido?” (Génesis 4:6)....

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