Mes: Septiembre 2015

Seis tinajas en el Evangelio según Juan — Lázaro (01)

Lázaro es la forma griega del nombre hebreo Eliezer; su significado es ‘Dios mi Ayudador’. Dos hombres en el Nuevo Testamento llevan este nombre. A primera vista parece que el nombre no aplica, pero ambos recibieron ayuda de Dios cuando más la necesitaban. Lázaro es representante del pecador muerto. El caso de Lázaro de Betania es generalizable, ya que los varios pasos en el relato encuentran un paralelo en Efesios 2 donde se habla de la condición del inconverso. Para cada punto, mencionaremos primeramente lo que dicen Juan 11 y 12 y luego lo que leemos en Efesios 2. (1) Lázaro: pecadores siguiendo la corriente de este mundo,  sin esperanza; (2) amado: por misericordia, por gracia; (3) enfermo: hijos de ira; (4) muerto; muertos en pecados; (5) llamado a salir; os dio vida; (6) resucitado; nos resucitó; (7) sentado a la mesa con Jesús; nos hizo sentar en los lugares celestiales. “He aquí el que amas está enfermo”. Y así Efesios afirma que Dios tuvo “gran amor con que nos amó”, aun estando nosotros muertos en pecados. Esta correspondencia de ideas es más que una coincidencia. Está dicho que el Señor, habiendo oído la noticia, no se apresuró a llegar a la cabecera de la cama en Betania, sino se quedó dos días donde estaba. Al emprender el viaje, tardó dos días en llegar a donde estaba Lázaro. Al llegar,...

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Seis tinajas en el Evangelio según Juan — el ciego

“Mirad cuál amor”, dice el apóstol en 1 Juan 3:1, y aquí encontramos algo de su estilo. Siempre ha sido su proceder tomar de lo débil y necio de este mundo para confundir a los sabios, de manera que en Juan 9 Él escupe en tierra, hace lodo con la saliva, y unta los ojos de un ciego. Hecho esto, le manda al estanque de Siloé para lavarse. Meditemos acerca de este relato. El sujeto fue, se lavó y volvió sano de la vista. La misma orden está vigente aún: “Unge tus ojos con colirio, para que veas” (Apocalipsis 3:18). Esto está en contraste con aquella mujer Jezabel, quien aplicó el polvo de conchas de almendra a los ojos para dar una expresión seductiva a su rostro (1 Reyes 9:30). las prácticas y artimañas de aquella mujer Jezabel no son de Dios. Las religiones populares de estos tiempos reconocen al dios de este siglo y cumplen sus mandatos. Este hombre era miembro de la sinagoga, pero nacido ciego. Así también muchos pseudocristianos de nuestra generación protestarán: “Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste” (Lucas 13:25-30). Pero el Juez dirá: “No sé de dónde sois; apartaos de mí”. Por tanto es con regocijo que a veces encontramos casos como el ejemplo en Juan 9, a saber, uno que reconoce su condición por medio del poder de la Palabra de...

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Seis tinajas en el Evangelio según Juan — la mujer adúltera

Juan 7 termina con una división: cada uno se fue a su casa, pero Jesús se fue al monte de los Olivos. Por la mañana volvió a los atrios del templo. Veamos lo que ocurrió aquí. Los fariseos le presentaron una mujer que había sido sorprendida en el acto del adulterio, para que pronunciara juicio contra ella. Pensaban contar con una trampa que desprestigiaría de un todo al Maestro. Él tendría que reconocer la terrible pena que la ley de Moisés exigía, o declararse a sí mismo un hereje. “En la ley Moisés nos mandó apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?” Jesús no respondió. El Obediente estaba cumpliendo Eclesiastés 3:7: “Tiempo de callar, y tiempo de hablar”. Pero se inclinó, como si no hubiera escuchado, y con su dedo escribió en tierra. Ellos persistían, pensando sin duda que le habían arrinconado y contentos en la anticipación de su derrota. Pero Él se enderezó y les dijo: “El que esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. Dicho esto, volvió a inclinarse y escribir. Isaías 9:6 habla de dos veces en que el Hijo de Dios se inclina, o se rebaja: el Niño que nos es nacido y el Hijo que nos es dado. Se abatió — “se inclinó”— al nacer cual niño en Belén y ser envuelto en pañales. “Se inclinó” de nuevo en...

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Seis tinajas en el Evangelio según Juan — el paralítico

En Juan 5 el escenario cambia del pozo de Sicar a uno de los muros de Jerusalén, a saber, la Puerta de las Ovejas que se menciona en Nehemías 3:1. Veamos esta historia.   En la Puerta de las Ovejas había un estanque con el nombre de Betesda, que quiere decir ‘Casa de Benevolencia,’ el cual contaba con cinco pórticos repletos de minusválidos. Fue aquí que la benevolencia divina reposo de una manera llamativa sobre la casa de Israel. Existía la creencia de que un ángel descendía en cierta época del año y agitaba las aguas. En estas ocasiones el primero en entrar al estanque quedaría sanado de su enfermedad. Bien podemos imaginarnos cómo se esforzarían todos a entrar, pero de entre aquella multitud, uno solo podría ser sanado cada año. Vendrían con gran esperanza, sólo para marcharse tristes. Y, en nuestros tiempos hay miles que esperan el movimiento de las aguas, pero una esperanza vana caracteriza la religión de muchos. “Paz con Dios, buqué ganarla con febril solicitud, más mis ‘obras meritorias’ no me dieron la salud”.  La gente se anima con falsas esperanzas en nuestro día, así como hacían aquéllos, ya que la caída naturaleza humana no ha cambiado con el correr de los siglos. Si se hubiera puesto delante de cada uno en aquella multitud la pregunta que Jesús le dirigió al protagonista de nuestro relato,...

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Seis tinajas en el Evangelio según Juan — la mujer samaritana

La mujer samaritana es representante del pecador abandonado. Muy significantes son las palabras de Juan 4:4 “Le era necesario pasar por Samaria”. El Salvador está deseoso de conversar a solas con una samaritana. Veamos su historia. Jesús la espera junto al pozo, y nos acordamos de 2 Pedro 3:9 “El Señor es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca”. Con pleno conocimiento de la sed de su alma, le pide agua a la mujer. Ella estaba desprevenida ante semejante solicitud. El orgullo de su corazón sale a la luz, como también la supuesta superioridad de su religión. No sabía quién le hablaba, y no podía ver más allá del pozo de su comarca. En paciente gracia, Jesús le hace ver que las fuentes de este mundo se agotan, pero que hay una fuente inagotable de vida eterna, y esa fuente es Él mismo. Incapaz de responderle, la mujer se defiende con una verdad profética, pero lo hace de tal manera como para dar a entender que no confía en lo que Él está diciendo. “Ha de venir el Mesías … él … nos declarará todas las cosas”. Es precisamente el tipo de dificultad presentada en Nicodemo; a saber, un corazón ocupado de criterios religiosos pero de forma no más. “Instructor de los indoctos, maestro de niños, que tienes en la ley la forma de la ciencia y de...

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