Promesas grandes y preciosas
Pedro el apóstol comenzó su segunda carta deseando para los destinatarios “gracia y paz” en forma multiplicada. También les habla de las promesas de Dios. Meditemos un poco más. “Nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” 2 Pedro 1:4 Tal bendición se experimenta “en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús” (v.2). La gracia y la paz de Dios son parte de “las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad (que) nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. El efecto del evangelio en el corazón del ser humano tiene su origen en el poder de Dios. Es mediante el conocimiento de Dios que el evangelio revela como se debe vivir la vida en santidad, conforme al carácter de Dios y nos hace saber de lo que él ha prometido. Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas. ¿Cómo las podemos disfrutar? ¿Cómo podemos visualizar el contenido de las promesas llamadas preciosas y grandísimas? Veamos algunas. Nos fijamos siempre en las lindas promesas que salen en el evangelio de Juan, como por ejemplo, “El que cree en el Hijo, TIENE vida eterna” (Juan 3:36). Esta es una promesa positiva, pero de igual manera hay promesas que se presentan como...
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