Mes: Noviembre 2013

Melquisedec, considerad cuán grande era este

Melquisedec era un rey que apareció para bendecir a Abraham después de una victoria sobre una alianza de reyes malvados. Era un justo en medio de injustos, y adorador del Dios verdadero en un mundo pagano, que nos prefigura al Hijo de Dios que vino al mundo pecador a dar testimonio de la verdad. Su nobleza y dignidad son indiscutibles (Juan 18:37). “Considerad, pues, cuán grande era este” Hebreos 7:4 Hemos visto que inesperadamente Melquisedec salió al encuentro de Abraham, y este respondió apropiadamente reconociéndole y presentándole ofrenda. De la misma manera el “rey de justicia, rectitud y paz” ha salido a tu encuentro. Has leído acerca de él, de su eternidad, santidad y poder, y has comprendido que es el Hijo de Dios, que cual sacerdote y ofrenda se presentó a sí mismo dando su vida en la cruz del Calvario. El pan y vino presentados por Melquisedec fueron figura del cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo por medio de los cuales es posible la reconciliación y la paz con Dios, sobre la base de su justicia perfecta y salvadora expresada en su muerte vicaria en la cruz. La pregunta es si al igual que Abraham le darás lo más importante, lo de más valor, para recibir su bendición. Sus bendiciones no son de la esfera material sino de la celestial, la salvación y la vida eterna...

Read More

Melquisedec, sin principio de días ni fin de vida

 ¡Ah!, la eternidad del Hijo de Dios. Melquisedec se nos presenta de ésa manera, sin un antes ni un después, sin registro en la genealogía, sin inicio o término de su oficio de rey-sacerdote, para representarnos la eternidad del Hijo. “Con él estaba yo ordenándolo todo” Proverbios 8:30 El sacerdocio según el orden de Melquisedec se parece al sacerdocio levítico en algunos puntos y en otros difiere claramente. El sacerdocio del Hijo, sin registro familiar previo, queda expresamente manifestado como vimos ayer, y no es hereditario. También es distintiva la diferencia en el aspecto temporal pues Melquisedec se presenta repentinamente en escena. En esto es una figura pálida de la eternidad del Mesías, tal como Melquisedec que aparece sin tener un punto de origen humano trazable (indudablemente lo tuvo), este no se nos menciona para destacar precisamente su aparición de la nada: “sin principio de días… ” (Hebreos 7:3), tal como el Hijo no tiene punto de origen en el tiempo. Esta condición nos hace alusión al nombre propio del Dios de Israel –Jehová– el Dios que ‘es y que causa todas las cosas’ [יהוה Yehovah o Yahveh) y también nos hace referencia otro de sus nombres, que da cuenta de su eternidad –El Olam– [אֵל el עוֹלָם olam]. Abraham adora más adelante a Jehová-El-Olam en un versículo que refleja toda la eternidad del Dios del creyente: “E invocó...

Read More

Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía

En el mundo antiguo y en el moderno la ascendencia familiar es muy importante. Privilegios son obtenidos por nacer en un determinada familia o incluso país. Melquisedec no tiene tal registro. Veamos más acerca de tan notable personaje. En la estimación de los judíos la línea de su sacerdocio debía ser cuidadosamente y precisamente guardada. El apóstol señala que no hay tal tabla genealógica concerniente a Melquisedec, es el primero y el último de su familia del cual oímos. Ahora, recuerda el apóstol, el Mesías viene distintivamente de acuerdo con ese orden:   “Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec” (Salmo 110:4)   Tal como Melquisedec, el Mesías se presenta solo. Aparece de la nada, y en el oficio más alto. Su nombre no está en la lista de la familia sacerdotal, ni tampoco el nombre de su padre ni el de su madre ni de su posteridad. No les conocemos, si bien seguramente deben haber sido muy distinguidos. Pertenece a otro origen y el autor quiere destacar lo único de su sacerdocio, así como el Cristo perteneció humanamente a una tribu distinta de la del sacerdocio levítico (Hebreos 7:14). Estamos hablando exclusivamente del oficio sacerdotal y Melquisedec no tiene ascendientes, descendientes ni seguidores en esa función tan distinguida; tampoco Cristo pero tiene todo el derecho pues su función sacerdotal...

Read More

Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo

En el relato de Génesis 14 es la primera vez que vemos la palabra ‘sacerdote’ en la escritura. Tenemos en la Biblia las bendiciones patriarcales, que consideraban beneficios divinos de prosperidad y progenie. En el mismo sentido los patriarcas pronunciaban bendiciones invocando los auspicios del Señor sobre la generación siguiente y así sucesivamente, pero en el relato de Génesis 14 vemos mucho más que eso: “Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino. Y le bendijo” Génesis 14:18   Dios bendijo a los patriarcas y estos bendecían a su descendencia (Génesis 12:1-3; 22:16-18; 26:3-4; 27:27-29; 28:1; 49:28), pero la bendición de Melquisedec es única pues es la única bendición sacerdotal del Génesis. Abraham reconoce su superioridad y le honra también. Este Melquisedec es llamado a la más alta función que un ser humano puede ser llamado, pues es sacerdote consagrado al Altísimo o El Elyon, el título de Dios que destaca su altura y exaltación más que ninguno, incomparable. Como sacerdote representaba a su pueblo delante de El Elyon. Como rey, era su soberano. En el título sacerdote Melquisedec es un tipo de Cristo, y existen numerosas analogías y figuras que podemos apreciar para nuestro provecho: Melquisedec es un sacerdote-rey. Así también Cristo (Juan 17:20; 18:36). Melquisedec es un sacerdote designado por Dios y separado –santificado– del resto de la humanidad (Juan 17:18-19; Hebreos 10:5;...

Read More

Melquisedec, rey de paz

Melquisedec, rey de justicia y rey de paz, es un varón justo como no aparece otro en la Escritura hasta entonces. Desde Adán no ha habido justo en la tierra, mas este Melquisedec lleva por nombre y por representación al Dios verdadero, aquel cuyo reino es primeramente justicia y después paz. “El reino de Dios [es]… justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” Romanos 14:17 La combinación de justicia y paz tiene implicancias mesiánicas en el Antiguo Testamento: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado [en paz]; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” (Jeremías 23:5-6; ver también Isaías 9:6-7; Zacarías 9:9-10). Melquisedec fue un monarca local, y su ciudad fue agraciada con el nombre de Salem, que es Paz. La guerra, rampante por aquellas tierras, no parece atribular sus habitantes que moran confiados gracias a la pericia de su rey-sacerdote. Otra vez vemos aquí una preciosa analogía con el radiante reinado de Jesucristo. Su reino –que no es de este mundo (Juan 18:36) y no se sostiene por la guerra– es un reino de paz y seguridad, un redil cuyo Pastor defiende y cuida con ternura. También es...

Read More