Mes: Enero 2012

MÁS QUE UN CARPINTERO (2)

En algunas partes donde Jesús visitaba, la gente le recibía con alegría y amor. En Nazaret, pueblo donde se había criado no tuvo la misma recepción. No le veían más que el carpintero que antes tenía su taller en el pueblo. “¿No es éste el carpintero, hijo de María? … Y se escandalizaban de él”. Marcos 6:3 Nombrar a Belén, Betania, Jerusalén, Capernaum u otras ciudades de Galilea es mencionar los lugares que tienen que ver con el nacimiento y el ministerio de Jesucristo. Nombrar la ciudad de Nazaret es cuenta aparte. Después de ser bautizado y salir a predicar, Jesús estableció su residencia en la ciudad marítima de Capernaum situada en la orilla norte del Mar de Galilea. Un día Jesús llegó de visita a la ciudad de Nazaret y era día de reposo. Su costumbre era asistir a la sinagoga y comenzó a enseñar de las Escrituras. Hubo bastante auditorio y se admiraba de su doctrina. Decían los asistentes, ¿De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sabiduría es esta que le es dada, y estos milagros que hace? Muchos quedaban atónitos al oír la calidad de su enseñanza. ¿En qué consistía? Sin duda, hablaba de temas concerniente al reino suyo y lo hacía con convicción y certeza. A menudo Jesús decía, “de cierto, de cierto os digo” y luego, hacía pronunciamientos importantes. No había motivo para...

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PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 4_21 — (086)

El amor es como un círculo. Tuvo que inicio en el corazón de Dios. Lo manifestó a nosotros y como recipientes de él, espera que nosotros lo demostremos a otros. “Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” 1 Juan 4:21. En el versículo 20, Juan el apóstol declaró que si alguien dice que ama a Dios y aborrece a su hermano, es culpable del pecado de la mentira. “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso” v.20. Luego Juan usó un argumento lógico para destacar si tal persona no ama a su hermano que puede ver, “¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?” v.20. En el texto de hoy, deja en claro que amar al hermano no es una opción, sino un mandamiento. Si la persona ama a Dios, entonces ame también a los hijos de Él. No se puede hacer una distinción, pues Dios ve el ejercicio del amor para con Él y para con los hermanos como un acto inseparable. El amor para con Dios y el odio para con su hermano no pueden coexistir. ¿Acaso pueden coexistir las tinieblas y la luz juntas? Sabemos que es una imposibilidad. Dios nos amó primero y por eso, le amamos a Él y debemos amar a quienes Él ama. Averigüe...

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