PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 5_2 — (088)

Decir a Dios que le ama es saludable. Demostrar que le ama deja en evidencia que lo dicho es confirmado por lo hecho.   “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.” 1 Juan 5:2.     Ser nacido de Dios es un privilegio y la bendición más álgida que existe. “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”. Así declaró Juan al comienzo del capítulo 5. Ser nacido de Dios introduce al individuo a una familia cuyos miembros viven en diversos lugares a través del mundo. Ser nacido de Dios da derecho a la persona de llamarse “hijo (o hija) de Dios”. Como cualquier criatura que ama a sus progenitores, el hijo de Dios también ama “al que engendró,” o sea, ama a Dios. Sin embargo, este amor no solamente se siente para con el Padre, sino el que ha  nacido de Dios “ama también al que ha sido engendrado por él”. 1 Juan 5:1. Cuando se es hijo de Dios, existen pruebas de relación con Dios. Amamos a la hermandad y amamos a Dios. El amor a Dios es más que sentir aprecio para con él por toda su bondad. El amor a Dios se ve también en la obediencia a sus mandamientos. De esta manera hay evidencia que uno es hijo...

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