PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 4_18 — (083)
Constantemente volvemos al tópico del amor de Dios pues es un tema recurrente en los escritos de Juan el apóstol. Tiene un efecto saludable cuando está presente en la vida y echa fuera al temor. “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”. 1 Juan 4:18. La marca de madurez en la vida de todo cristiano se ve cuando el amor está presente en toda relación. Motivado por el amor, el hijo de Dios busca el bienestar del otro. Puede ser que sea criticado en lo que hace, pero si actúa según los principios divinos, no hay temor. Una paráfrasis del texto nos ayuda a captar el sentido. “El amor maduro no deja lugar para el temor. El amor echa fuera el temor. El temor trae su propia tortura pues es el producto de sentirse culpable. El hombre que vive en temor deja ver que el amor no ha sido perfeccionado en él”. El temor en muchos casos es el producto de la ansiedad por haber fallado y por haber cometido una falta. En vez de practicar el amor, es posible que el odio, el rencor, o el egoísmo hayan motivado al individuo y no hay seguridad cuando falta el amor. La vida...
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