BIENAVENTURADOS LOS QUE OYEN
Un comentario interesante emitido públicamente puede conducir que en la conversación siguiente se digan cosas de gran envergadura. Así ocurrió cuando una mujer alabó a María, la madre de Jesús. Jesús por su parte pasó por alto lo dicho por la mujer para aclarar donde se radica la verdadera bienaventuranza. Jesús dijo: “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.” Lucas 11:28 Las personas que rodeaban a Jesús durante su ministerio público a menudo querían saber de dónde tenía Él poder para hacer milagros. Fue eso mismo que despertó en Nicodemo el deseo de saber qué poder actuaba en Jesús. “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él” Juan 3:2. Nicodemo había sacado por conclusión una gran verdad, que Jesús había “venido de Dios”. Los detractores de Jesús atribuían su poder a otra fuente. Decían que Jesús hacía sus prodigios por medio de Beelzebú, príncipe de los demonios. En Lucas 11, Jesús usó argumentos contundentes para refutar la sugerencia. Dijo: “si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino?” v.18. “Mientras él (Jesús) decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos...
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