COLUMNA PARA GUIAR Y ACOMPAÑAR

Todo cristiano puede vivir confiadamente sabiendo que nuestro Dios se ha comprometido a cuidarnos, vigilando sobre nosotros de día y de noche. Los israelitas en el desierto comprobaron la presencia de Dios en una forma visible y sensible. Sigue acompañándonos.   “Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego” Éxodo 13:21 y 22.   Al dejar el lugar de su esclavitud en Egipto e iniciar su viaje a la tierra prometida, una señal visible de la presencia de Dios fue concedida a los israelitas.  Por encima de ellos en el cielo veían la columna de nube que durante el día les protegía del los rayos quemantes del sol y de noche les alumbraba. Era de origen sobrenatural, divino. Acompañaba al pueblo guiándoles en la marcha para que no se equivocaran del camino y que nunca se sintieran solos. Pudieron decir como nosotros también, “porque sol y escudo es Jehová Dios” Salmo 84:11. Dios cumplía la promesa que después se quedó escrita, “El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche” Salmo 121:6 ¡Qué consolación tenía que...

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LA VUELTA DEL HIJO PRODIGO

La historia bíblica del hijo prodigo es siempre vigente como fuente de lecciones para nuestra vida. Nos enseña de la imposibilidad de echar pie atrás, pero anima para buscar a través del retorno tomar un rumbo diferente.   “Una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13.   ¿Cuántas veces ha escuchado usted la historia del hijo pródigo? Seguramente le han contado la versión bíblica varias veces. ¿Acaso hubo personas en el camino del pródigo que le habrían advertido de su mal camino? ¿Habría rechazado buenos consejos y después lamentado su necedad? Cuando por fin comenzó a pensar bien, se decía a sí mismo, “¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” Lucas 15:17. No pudo poner marcha atrás a su vida semi-destrozada, pero el camino que escogió para solucionar el problema de su angustia le devolvió la posibilidad de recomenzar. Las palabras bíblicas son gráficas y escuetas, “Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy...

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PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 5_3 — (089)

El mundo sería muy diferente si sus habitantes conocieran y practicaran el amor de Dios. El amor de Dios es evidente en su oferta de salvación al que cree en Cristo. De ahí, el amor se expande para incluir a otros.   “Pues éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” 1 Juan 5:3. Los eslabones en la cadena de amor tienen su comienzo en la fe ejercitada para nacer como hijo en la familia de Dios. Nos conduce a considerar la misma fe que permite al hijo de Dios vivir victorioso en un ambiente que milita en contra de la obediencia a los mandamientos de Dios. Obedecerlos le agrada a Dios. “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios” v.1. Así comienza la bella experiencia de formar parte de la familia de Dios para vivir eternamente en la “casa del Padre” Juan 14:1. El recién nacido en la familia halla que no solamente “ama al que engendró,” es decir, ama a Dios, sino “ama también al que ha sido engendrado por él” o sea, a los que también son hijos de Dios. El cambio radical se ve cuando una persona que antes no conocía a Dios y no toleraba al que profesaba ser cristiano, al convertirse, halla que el odio es reemplazado por el amor;...

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PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 5_2 — (088)

Decir a Dios que le ama es saludable. Demostrar que le ama deja en evidencia que lo dicho es confirmado por lo hecho.   “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.” 1 Juan 5:2.     Ser nacido de Dios es un privilegio y la bendición más álgida que existe. “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios”. Así declaró Juan al comienzo del capítulo 5. Ser nacido de Dios introduce al individuo a una familia cuyos miembros viven en diversos lugares a través del mundo. Ser nacido de Dios da derecho a la persona de llamarse “hijo (o hija) de Dios”. Como cualquier criatura que ama a sus progenitores, el hijo de Dios también ama “al que engendró,” o sea, ama a Dios. Sin embargo, este amor no solamente se siente para con el Padre, sino el que ha  nacido de Dios “ama también al que ha sido engendrado por él”. 1 Juan 5:1. Cuando se es hijo de Dios, existen pruebas de relación con Dios. Amamos a la hermandad y amamos a Dios. El amor a Dios es más que sentir aprecio para con él por toda su bondad. El amor a Dios se ve también en la obediencia a sus mandamientos. De esta manera hay evidencia que uno es hijo...

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MÁS QUE UN CARPINTERO (5)

Mientras los discípulos acompañaban a Jesús en su ministerio, estaba aprendiendo. Llegó el momento de ser enviados por Él. Seguramente lo aprendido le sirvió para saber contestar preguntas y enseñar verdades.   “Y (Jesús) estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando. Marcos 6:6.   Antes que el Señor Jesús llegara a Nazaret y mientras estaba predicado en Galilea, sus familiares se alarmaron por los dichos de Él. “Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí” Marcos 3:21. Era grave la opinión que tenían de Él y querían tomarle para que no siguiera predicando. Dice la Biblia, “vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle” Marcos 3:31. Una multitud estaba sentada alrededor cuando le avisaron que los suyos le buscaban. Su respuesta dejó en claro que refutaba su opinión y sus intenciones de hacerle dejar de predicar. “¿Quién es mi madre y mis hermanos?” v.33. “Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre” vv.34.35.   Jesús terminaba su visita a Nazaret “asombrado de la incredulidad de ellos” Marcos 6:6. Jesús había enseñado en otras partes, y la reacción fue diferente. La reacción negativa...

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