PRIMERA EPÍSTOLA DE JUAN 4_ 15 — (079)
Confesar a Jesucristo como el Hijo de Dios es la confesión de fe que Dios busca de los seres humanos. El resultado significa la salvación del alma. “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” Romanos 10:9. “Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios”. 1 Juan 4:15. Juan el apóstol dejó en claro que “nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo”. Tal declaración no fue la entrega de mera información a los oyentes. El testimonio acerca de Jesús como el Hijo de Dios tenía que ser creído para establecer un vínculo de vida con Dios. Creer en Cristo como Salvador es el acto más importante que pueda hacer el ser humano. Quien lo hace recibe vida eterna. Quien no lo hace está bajo condenación. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” Juan 3:36. Al referirse a “todo aquel”, Juan no deja a nadie fuera del alcance de lo que Dios espera de todos los seres humanos frente al testimonio acerca de su Hijo. Dios es paciente y no quiere...
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